A veces pienso que nada fue realidad. No es que sólo ya no me acuerde de ti, sino que hay veces en las que pienso que todo fue un sueño, o una pesadilla. Según como se mire. Fuiste como una tormenta. Sí. Como una tormenta. Tras una temporada de mucho calor, esperas ansiosa una tormenta, que te refresque, que te renueve. Eso hiciste tú. Me renovaste, me ilusionaste. Pero las tormentas no duran eternamente, al final escampa, sale el sol y vuelve el calor. ¿Pero sabes qué? Prefiero cien años de sol a una tormenta que acabe escampando.
Y todo esto te lo escribo porque es la primera vez en dos semanas que me acuerdo de que exististe en mi vida y que hubo una etapa en la que lo fuiste todo.